Por Rosabel Rodriguez
¿Quién no ha oído hablar de la creatividad? ¿De lo poco que se suele trabajar en la escuela? ¿De lo necesaria que es para todos los alumnos? Probablemente podemos afirmar que la creatividad está “de moda” pero la realidad es que muchas veces no sabemos mucho sobre ella, ni sobre su funcionamiento.
Parémonos un momento a mirar a nuestro alrededor. Estamos rodeados por las ideas que otras personas han tenido y han convertido en realidad. La creatividad nos envuelve y está presente en el cuadro que adorna nuestra casa, en la música que escuchamos, pero también en el diseño casi inmejorable de una sencilla pinza, en la tecnología de un ordenador, en nuestra ropa, en los medicamentos… en definitiva en todo aquello que supone una novedad y que es producto de la imaginación, la originalidad o la innovación.
Y es que la historia está repleta de personajes que hicieron descubrimientos asombrosos o que tuvieron ideas diferentes, aunque no siempre bien entendidas por sus conciudadanos. Y sin embargo, la creatividad no se refiere solo a ellos, sino a todos nosotros, a nuestra capacidad de resolver los problemas cotidianos de una forma diferente.
¿Qué es la creatividad?
Una maestra de educación primaria me pregunta: “Entonces cuando un alumno dibuja un plátano azul y le digo “eso está mal, los plátanos no son azules, son amarillos”, ¿me estoy equivocando? ¿estoy “matando” su creatividad?”. Es fácil sentirse desconcertado en una situación así. ¿Realmente la creatividad consiste en dejar que los niños pinten la fruta del color que quieran? ¿en no decirles nunca que se equivocan?
Pensemos ahora en una exposición de arte moderno, estamos allí mirando asombrados una obra que a nuestro entender es horrible pero que todos afirman es increíble y así parece confirmarlo su precio desorbitado ¿significa eso que no sabemos reconocer la creatividad?
Podríamos pensar que la respuesta a estas preguntas debería ser un simple sí o no, pero la realidad es un poco más compleja. Y es que si investigamos un poco veremos que la creatividad se ha ido asociando con términos tan dispares como: genialidad; originalidad; productividad; inventiva; descubrimiento; fantasía o imaginación; nuevo o novedad; extraordinario, en el sentido de no habitual; inteligencia; pero también con pensamiento divergente (Guilford, 1950); pensamiento lateral (DeBono, 1986); innovación… solo la multitud de conceptos utilizados ya nos da una imagen de la amplitud y dificultad del tema (Monreal, 2000). La verdad es que parece existir una forma de entender una definición de creatividad por cada autor que se ha dedicado a su estudio.
Hoy en día existiría un cierto consenso en aceptar que la creatividad es un conjunto de capacidades y disposiciones que hacen que una persona produzca con frecuencia: a) productos originales; b) que además son adecuados; siendo ambas condiciones (a y b) necesarias.
Según la primera condición (a) necesitamos un producto, es decir, es una solución, un objeto, etc. que puede tener entidad verbal, matemática, física…, en definitiva algo que una persona hace normalmente como respuesta a una situación o a un problema (Perkins, 1988). Por ejemplo un producto puede ser el trabajo escolar que presenta un alumno al profesor, o el descubrimiento de una investigación científica, o la nueva composición de un músico.
Pero además este producto debe ser original en cierto grado que viene definido por la comparación con los productos que otras personas han dado ante una situación similar. Si muchas personas dan respuestas o productos similares el resultado es poco o nada original, pero si solo unas pocas, o incluso una sola persona, da una respuesta determinada entonces el nivel de originalidad es muy alto.
La segunda condición (b) que aparece en la definición de la creatividad es que estas respuestas o productos deben ser adecuados, es decir, deben servir para el propósito, problema o situación para el que originariamente fueron creados. De esta manera una obra de arte será un producto adecuado para un artista, como un pastel puede serlo para un cocinero, una fórmula matemática para un científico o un anuncio para un publicitario.
Pero probablemente un ejemplo nos ayude más a entenderlo.
Imaginemos que poseemos una pequeña empresa de bicicletas y que con la crisis y la competencia las ventas han bajado. Nuestro objetivo es buscar un tipo nuevo de bicicleta que podamos fabricar y nos sirva para atraer a más compradores, queremos ideas nuevas, originales y empezamos a pensar en ello.
Después de darle muchas vueltas, una persona del equipo propone hacer una bicicleta con las ruedas cuadradas. Sin embargo, y a pesar de ser una respuesta (un producto) muy original (solo se le ha ocurrido a una persona) no podemos decir que sea una respuesta creativa porque difícilmente es adecuada a nuestro problema. Esta misma idea podría haber sido considerada creativa si lo que quisiéramos hacer fuera una exposición de arte, tal vez una titulada “objetos imposibles” y donde nuestro propósito como artistas fuera la creación de sensaciones, de belleza o de juegos mentales con los asistentes. Pero si nuestra intención sigue siendo vender bicicletas, es probable que con esta idea nos veamos obligados a cerrar nuestra empresa.
¿Por qué la creatividad es tan importante?
En un mundo tan cambiante y difícil de predecir, la creatividad goza de un gran prestigio, porque la persona que es capaz de ver las cosas desde otra perspectiva, y es capaz de encontrar soluciones donde otros solo ven problemas, sin duda tiene una gran ventaja.
Con esa intención se nos anima a ser más creativos en todos los ámbitos, desde el económico hasta el personal. Sobretodo nos dicen es de vital importancia salvaguardar y potenciar la capacidad creativa de los niños. Debemos impedir que la escuela o la sociedad acabe con su creatividad…aunque eso no siempre signifique que sabemos como hacerlo.
Para facilitar su comprensión podemos recordar una serie de ideas generales:
- La creatividad es una capacidad universal, es decir, todas las personas, en alguna medida o en algún aspecto, somos o podemos ser creativas.
- No es un privilegio exclusivo del mundo artístico, sino que está presente en todos los ámbitos de la vida. Desde la ciencia hasta la cocina en cualquier conducta humana podemos encontrar ejemplos de creatividad.
- Se trata de un concepto multidimensional y que puede hacer referencia tanto a la persona (por ejemplo, Dalí), como al proceso (pintar), al medio (educación creadora, familia creativa) o al producto (un cuadro).
- En la creatividad se mezclan rasgos intelectuales y no intelectuales. Aunque la inteligencia es un factor que la favorece y estimula, no hay una relación directa que indique que a mayor inteligencia existirá, necesariamente, un mayor creatividad.
- La creatividad puede manifestarse en diferentes campos: figurativo o gráfico (un dibujo); semántico (un libro o un poema); simbólico (una composición musical); o comportamental (un tipo de respuesta verbal o comportamiento ante una situación social determinada). Una persona puede ser creativa en uno de estos campos y no destacar en los otros.
- La creatividad ha pasado de ser un fenómeno psicológico a tener un valor social. En este sentido que lo que frena la creatividad no siempre es la falta de productos, ideas u obras originales y novedosas, sino la falta de interés manifestada por la sociedad. No se trata por tanto de una cuestión de oferta creativa sino de demanda y, sin embargo, la mayoría de los intentos por potenciar la creatividad se siguen centrando en el lado de la oferta (Csikszentmihalyi, 1998).
En resumen, podemos decir que la creatividad es una capacidad que nos permite solucionar problemas gracias a respuestas diferentes, originales, y adecuadas a nuestro propósito. Por eso no podemos permitirnos un mundo sin gente creativa. Por eso no podemos desaprovechar la creatividad de nuestros alumnos.
Porque después de todo, el conocimiento define nuestra sociedad actual, pero es la creatividad la que dirige nuestro futuro.
Agradecimientos a la Prof. Dra. Dña. Rosabel Rodríguez Rodríguez, de la Universitat de les Illes Balears[*], por escribir este artículo tan trabajado para La Rebelión del Talento y todos nosotros.
Para saber más:
Rodríguez, R. (2014). ¿De qué hablamos cuando hablamos de creatividad? CasbA. Superdotación y Altas Capacidades, no 5, 35-42.
Referencias bibliográficas
Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención. Barcelona: Paidós.
De Bono, E. (1986). El pensamiento lateral. Manual de Creatividad. Barcelona: Paidós.
Guilford, J. P. (1950). Creativity. American Psyclologist, 5, pp. 444-454.
Monreal, C. (2000). Qué es la creatividad. Madrid: Biblioteca Nueva.
Muñoz, J. (1994). El pensamiento creativo. Desarrollo del “programa Xènius”. Barcelona: Octaedro.
Perkins, D. N. (1988). Creativity and the quest for mechanism. In R. J. Sternberg and E.E. Smith (Eds.). The psychology of human thought (pp. 309-336). New York: Cambridge University Press.
Torre, S. de la (1995). Creatividad aplicada. Recursos para una formación creativa. Madrid: Escuela Española.
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