Ejemplo lección STEAM: Como será el hombre del Futuro
El debate sobre la educación es cada vez más encendido, tanto a nivel político como entre los profesionales de la educación y la sociedad en su conjunto. Los datos nos dicen que nuestro modelo educativo falla. España cuenta con una de las tasas de paro juvenil más elevada entre los países de la UE, a pesar de que las cifras de estudiantes con nivel de estudios se encuentra en la media de la UE (llama la atención que nuestras cifras no han evolucionado significativamente en los últimos 20 años, etapa en la que el número de estudiantes con estudios superiores en España casi duplicaba la media europea).
Podemos ver el problema desde distintas perspectivas, tiene, claro, muchos frentes. Afecta a nuestra competitivad como país y compromete nuestro presente y el futuro de las generaciones más jóvenes, quienes, a pesar de sus niveles de formación, no logran desarrollarse en puestos de trabajo acordes a ésta (26% de los master son mileuristas y hasta un 40% de los graduados universitarios)
El talento emigra atraído por las mejores condiciones laborales y por el atractivo de un mayor desarrollo profesional. No hace falta conocer la realidad en otros países en primera persona -aunque todo educador debería tener los ojos y la mente abierta a otras experiencias y modelos-, ni siquiera bucear en la abundante información y datos estadísticos que se pueden encontrar en la red. Basta ver los diversos programas de «españoles por el mundo». La tónica es similar: Aquí es más fácil labrarte un futuro, si vales.
Nunca es oro todo lo que reluce, no se trata de tirar cohetes por todo lo que viene de fuera, ni mucho menos despreciar el contexto nacional que cuenta con cada vez más programas de innovación, especialmente en el campo del diseño y la tecnología -aunque hay otros muchos campos que están simplemente, abandonados-. Se trata de entender que para acceder a esos programas, o a cualquier oportunidad que nos permita escalar hacia nuestros sueños, necesitamos llegar con ganas, pasión y un adecuado desarrollo de nuestras destrezas… y esto nos lleva a volver la mirada hacia los cursos de escolarización obligatoria.
La obligación de escolarizar nace de la asumpción de la responsabilidad que como sociedad asumimos respecto de todos y cada uno de nuestros pequeños con el propósito de compensar, paliar o superar, las diferencias de partida. Es importante reflexionar sobre esta idea porque, de no ser así ¿cuál sería el propósito de esta obligatoriedad? y, si es así ¿cómo es posible que con frecuencia leamos que son las diferencias de partida y la situación familiar, las causas del fracaso escolar o el paro juvenil? Al responsabilizar al contexto socio-económico y cultural que rodea al menor, asumimos que hemos olvidado cuál es nuestra responsabilidad como educadores y la del sistema educativo como garante de las oportunidades que se ofrecen a cada alumno.
El problema es que hemos asumido esa responsabilidad desde una perspectiva que frena la capacidad de la escuela para responder a las necesidades del alumnado: Tratar igual a lo que es diferente. Durante su formación, maestros y docentes aprender básicamente a «despachar» el contenido. El foco se pone en planificar y organizar un trabajo que se ha convertido en algo muy parecido a cualquier proceso productivo: metemos «ingredientes» en un «máquina» y evaluamos si lo que sale al final del proceso, cumple con los estándares homogéneos que se definen con criterios políticos.
Sin embargo, sería más eficaz que aprendieran a aprender sobre los alumnos y sus procesos de aprendizaje, y se les ofrecieran herramientas que les permitiera responden a sus necesidades, procurando una experiencia de aprendizaje positiva para todos.
La experiencia de aprendizaje marca nuestras actitudes y disposición hacia el aprendizaje, pero también la construcción de un sentimiento de competencia y autoestima positivos, y la implicación y motivación para desarrollar nuestro potencial al máximo. Cuando la experiencia no es positiva, cuando la escuela se percibe como una pérdida de tiempo, un aprendizaje basado en contenidos a los que no se encuentra significado, y, sobre todo, cuando no reta nuestras fortalezas, no nos lleva a un desarrollo personal y competencial pleno, a descubrir nuestros intereses, nuestras capacidades y cómo funciona el mundo que nos rodea. Genera apatía, desmotivación, y como mínimo, una actitud que solo ve los estudios como un trámite por el que transcurrir. 10 años de nuestra vida, para muchos 12 o 14, vivídos como un mero trámite por el que hay que pasar. Sin pasión, sin emoción, sin un desarrollo pleno y significativo, aprendiendo cosas que pronto olvidaremos o rara vez utilizaremos.
¿Sobra el contenido? No. Para desarrollar nuestra pasión, intereses, fortalezas y potencial, el contenido es necesario, y cualquier contenido es capaz de despertar estas emociones, cuando el enfoque es profundo y complejo, es decir, cuando nos lleva a aprender. Pero ¿qué es aprender? A menudo decimos que un alumno «ha aprendido» una función de física o determinado hecho histórico cuando es capaz de responder a las preguntas que alguien diseñó en un examen. Preguntas que con mucha frecuencia valoran en qué medida un alumno es capaz de repetir una cierta información o aplicar una determinada fórmula, del modo más fideligno posible a cómo le fué comunicada, por el profesor o por el libro de texto. Pero ¿podemos considerar esto «aprendizaje»?
David Perkins, co-fundador del proyecto Zero de la U. de Harvard, define el aprendizaje como:
«Uno de los requisitos es que el conocimiento tiene que haber sido adquirido implicando un proceso de pensamiento. No como un trozo de información memorizada, ni como un conjunto de habilidades que se adquieren por práctica y rutina, porque en ninguno de estos casos, ese contenido ofrece la flexibilidad necesaria para ser útil y apoyar el desarrollo de una vida compleja«
Traducido del original «Future Wise», David Perkins, p.236
Y continúa:
«Aprender es mostrar una comprensión genuina de un tema, ser capaces de pensar sobre y con ese tema, -más allá de recitarlo, nombrarlo o citarlo-; ser capaz de aplicarlo en diferentes contextos, incluso fuera de su campo de aplicación obvio o tradicional, ser consciente de ese aprendizaje y ser capaz de reconocerlo en otros contextos. Debe generarnos cierta energía y entusiasmo, involucrar a los estudiantes en una mayor búsqueda y profundización en el tema. con la sensación de seguridad que nos da una «lección bien aprendida», en lugar de una sensación de cierto desconcierto, inseguridad y duda. Entonces podemos decir que hemos aprendido algo que nos será realmente útil a lo largo de nuestra vida»
Traducido del original «Future Wise», David Perkins, p.238
Las directrices europeas y muchas voces dentro y fuera del contexto académico, abogan por las famosas 4C: Pensamiento Crítico, Creatividad, Comunicación y Cooperación. Las leyes educativas buscan primar estas áreas en nuestros currículos y evaluación. Pero ¿se ha invertido en transfomar la visión y enfoque educativo de los docentes en el aula? ¿O si quiera la de aquellos encargados de formar a estos docentes?
La apatía de los alumnos en secundaria es más que evidente. Para muchos es algo «normal» debido a la edad. Sin embargo, si rascas un poco, es fácil darse cuenta que esa apatía no es más que una llamada de atención. En realidad nos están gritando en silencio «enséñame algo interesante, es tu trabajo».
Cuando entré por primera vez en una clase de secundaria no estaba dispuesta a perder mi tiempo soltando contenidos que a nadie le importasen. Hice lo que sé hacer, lo que aprendí de mis profesores, y lo que me dictaba el sentido común: PREGUNTAR.
¿Por qué? ¿Para qué? se convirtieron en poderosas preguntas que ponían a mis alumnos en disposición de pensar, de preguntar y hacerse preguntas, de relacionar, deducir, investigar y buscar sus propias respuestas. Provocar un debate con cierta controversia resultó un revulsivo para su participación. Y dar libertad de elección la «herramienta» que activó su implicación.
Además me liberó del arduo trabajo de planificar las clases y las tareas y me permitió centrarme en lo esencial: observar a mis alumnos, preguntarme los por qué (de su actitud, de su comportamiento, de su rendimiento), analizar las causas y actuar sobre ellas, procurando que mi aula ofreciera a todos una experiencia de aprendizaje y desarrollo positivos.
Pero esto es solo el principio. Las propuestas basadas en el pensamiento y las elecciónes del alumno, no generan un aprendizaje significativo, si a su vez no se acompañan de la guía del docente, que ofrece un feedback continuo y frecuentes oportunidades para la metacognición, herramientas y estrategias para aprender a aprender, un reto complejo que permite su implicación desde distintos niveles de profundidad y enfoque, despierta su curiosidad y les ayuda a mejorar, a aspirar a metas más altas, a hacer su pensamiento más complejo, detallado, amplio de miras y explícito.
El rol del docente cambia y pasa de ser el que expone el contenido al alumno a ser el que reta y gestiona el desarrollo y aprendizaje del alumno.
¿Cómo?
CREATIVIDAD el contexto inclusivo y competencial que falta en las aulas
Edward de Bono, un referente en el campo del pensamiento crítico y creativo, lo expresa así:
Pensar de forma crítica es un proceso más útil para el ser humano y la sociedad en su conjunto cuando está orientado hacia un proceso creativo.
Edward de Bono. «Yo Tengo razón, tu estás equivocado».
Implicar creatividad o permitir «elegir» al alumno, no se reduce a dar opciones para que decidan el formato de su producto final. Estamos hablando de un proceso que enfrenta al alumno ante un reto, problema o situación compleja, y a la búsqueda de soluciones. Hablamos de colocar al alumno ante una situación o problema real que despierta su curiosidad y le lleva a descrubrir algo nuevo e inesperado. Un reto ante el que caben distintas soluciones y enfoques que los alumnos debaten, valiéndose primero de su conocimiento previo, de sus ideas, imaginación, intuición y capacidad para analizar, deducir y relacionar. Momento que aprovechamos para mejorar esta destrezas con nuestro feedback, preguntas y modelado.
Este proceso dirige a los alumnos hacia un punto en el que necesitan investigar, ampliar su conocimiento, sumergirse en el contenido curricular. Las distintas incógnitas del debate previo, permitirán que cada alumno o grupo de alumnos se centren en una parte o enfoque, diferenciando el nivel de complejidad, extensión, y profundidad, respondiendo así a los distintos perfiles e intereses de los alumnos.
Como ocurre en los contextos profesionales, la gestión de esos equipos de investigación permité a su vez la interacción y el trasvase de aprendizaje, convirtiendo el aula en una comunidad de aprendizaje que se ofrece sinergias mutuamente.
La clave está en observar nuestro contenido curricular y reordenarlo para conectar los temas, compactarlo para evitar repeticiones y enriquecerlo para relacionarlo con cuestiones claves y trascendentales que inquietan al ser humano, con los «por qué» y los «para qué» que despiertan nuestra curiosidad, o con aspectos relacionados al contexto cercano de nuestros alumnos, con sus interes pero también con los retos a los que se enfrentarán en su futuro próximo. Dotar a los contenidos de la amplitud y flexiblidad necesaria para implicar distintos enfoques, intereses, habilidades, ritmos, niveles de complejidad y profundidad, dando respuesta de un modo natural a la diversidad del aula.
PENSAMIENTO, la clave del sentimiento de competencia
Erik Erikson en su «Teoría del desarrollo psicosocial» explica cómo los individuos desarrollan una autoestima positiva a través de la construcción de un sentimiento de competencia positivo, especialmente durante la etapa de escolarización, como resultado de las experiencias y retos que asumen en el aula:
Cuanto mayor es el número de conflictos, problemas o retos que un niño o niña consigue superar de forma positiva gracias a su esfuerzo y decisiones propias, mayor es este sentimiento de logro. Esto implica necesariamente que los educadores deben animar a los niños a enfrentarse a riesgos razonables, ponerles en situaciones que no dominen, para que aprendan a buscar los recursos necesarios -dentro y fuera de sí mismos- y así lograr superarlos. Implica al mismo tiempo que los educadores deben servir de guía aportando el afecto, estímulo y enseñanza necesarios, reconocimiento y un feed-back constructivo orientado a evaluar conjuntamente no sólo los errores sino también las posibles mejoras
Erik Erikson. Teoría psicosocial del desarrollo. 4º etapa. Latencia (sentimiento de competencia vs sentimiento de inferioridad)
Los contenidos no son desmotivadores porque no son intrínsecamente interesantes, sino porque se repiten cansinamente desde primaria a secundaria con el mismo enfoque plano que no permite la interacción del alumno, no implica pensamiento, elección, decisión ni acción.
Un ejemplo
El aprendizaje es más antiguo que la escuela, y ésta más antigua que un sistema educativo que estructura los contenidos por asignaturas y cursos y a los alumnos por año de nacimiento. El ser humano es capaz de aprender por su propia observación, deducción, relación y este aprendizaje, que implica su pensamiento, es lo que le lleva a un desarrollo significativo y una experiencia positiva que le anima a seguir avanzando. Como docentes es importante concienciarse de que nuestra labor no es transmitir lo que sabemos. Esto limita el progreso de nuestros alumnos, que solo pueden llegar hasta el límite de nuestro propio desarrollo, sino la de impulsar a nuestros alumnos para que exploren el mundo sin más límites que el de sus propios anhelos y expectativas.
Observar nuestros contenidos y preguntamos ¿Para qué tienen que aprender esto? ¿A dónde les lleva? ¿Qué gran descubrimiento pueden hacer guiados por estos contenidos? Nos hicimos estas preguntas con los contenidos de 1º y 2º EP y construimos nuestra propuesta partiendo de un reto de pensamiento:
¿Cómo será el hombre del futuro?

Marta de la Morena, bióloga y profesora de ciencias de secundaria. Isabel Andrades, PT y maestra de primaria y yo, como especialista en cómo retar el pensamiento crítico y creativo de los alumnos, desarrollamos esta propuesta y la pusimos en práctica. Pensamos en el reto ¿Dónde queremos que lleguen? ¿A qué conclusión profunda les lleva el contenido curricular?
Evolución, hábitos saludables, cadena alimenticia, el medio ambiente o la clasificación de los animales. Los números y algunas operaciones aritméticas, nos llevaban a un contenido relacionado: Entender la interacción entre ambiente, hábitos de vida y evolución de los seres vivos a lo largo del tiempo. Ya teníamos un ¿por qué tenemos que aprender esto? Reflexionar sobre cómo nuestros hábitos actuales podrían hacernos evolucionar como especie en un futuro nos dió el ¿para qué?
Después pensamos en las etapas, los «altos en el camino» en los que necesitábamos «descansar» porque forman parte de nuestro contenido, pero sobre todo, porque ahora cobraban verdadero sentido. Para cada una de esas «paradas», debatimos entre nosotras buscando el modo que les permitiera deducir por sí mismos las grandes conclusiones y aprender sobre el significado de los conceptos, incluso de la mecánica de las operaciones. Eso definió los pequeños retos que conformarían cada etapa y que nos iban encaminando hacia la gran conclusión final.
El resto fue «simplemente» seguir una dinámica en la nuestro trabajo no es enseñar, sino provocar y estimular un aprendizaje más profundo y complejo a través de un feedback continuo que permite al alumno mejorar sus procesos de aprendizaje y pensamiento, conviertiéndolo en un aprendiz eficiente y, en consecuencia, ofreciéndole una experiencia de aprendizaje positiva. El resto se trata de responder y adaptarse a aquello que surge en el aula. A sus preguntas, a su curiosidad.
Esta experiencia se engloba en un contexto de proyectos STEAM, en la que el contenido de las distintas asignaturas se mezcla y relaciona con un propósito claro y se aborda cuando el alumno lo requiere (aprendizaje just in time) para solucionar el conflicto o situación ante la que se encuentra.
El hombre a través de tiempo. Haz click para ver la lección.
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