©℗®™ 7 Junio 2015


Despertar la Creatividad

La Creatividad como herramienta de Inclusión y Desarrollo del Talento

La creatividad es una herramienta clave en el desarrollo del potencial y un instrumento fabuloso para propiciar la inclusión. Pero aprender con creatividad no es aprender de forma más lúdica ni divertida, sino dar la oportunidad a todos para aprender haciendo, resolviendo y aplicando, implicando sus destrezas de pensamiento y abordando el contenido con mayor profundidad y en un contexto que le aporta ese significado, del que se ha desprovisto el aprendizaje académico.

Aprender con creatividad, significa dejar de ver el contenido como el objetivo, y a los docentes como distribuidores del mismo, para usarlo como una herramienta que nos permite alcanzar un objetivo más honorable para la educación: Ofrecer para todos los alumnos un entorno seguro y al tiempo retador, para desarrollar sus fortalezas, su personalidad y su capacitación profesional, al ritmo que le es propio a cada uno y guiados por sus intereses.

¿Qué les depara el futuro?

Viajar conmigo por un segundo al año 2030. Y mientras esperamos en la parada de la máquina del tiempo, echemos una mirada a las apps de empleo. Ese puede ser el año en que muchos de los estudiantes en nuestras aulas hoy, salgan al mercado laboral. ¿Qué puestos de trabajo creéis que les esperan? ¿Qué competencias les demandarán?

Ahora viajemos hacia atrás, a los años 80 y 90. Cuando muchos de nosotros estudiabamos nuestros bachilleratos y nos empujaban hacia nuestras carreras universitarias, nos prometían un futuro estable y tranquilo a cambio de una buena preparación académica. Los anuncios en los periódicos nos los prometían así «se ofrece proyección profesional«, y si mirábamos a nuestro alrededor, eso era lo que veíamos. Tener un título era garantía de estabilidad. Y por eso escogíamos carreras «con salida» profesional «estable». Por supuesto no Bellas Artes ni filosofía, aunque fuera nuestra pasión, pero tampoco informática, porque para muchos significaba que había que irse lejos y el futuro no estaba muy claro -se lo crean o no, algunos profesores de entonces nos decían que eso era una «moda pasajera»-, sino, una carrera con salida estable, cercana y segura. Una carrera con «poco riesgo». Derecho o empresariales. Para muchos el «dilema» se acababa con estas dos opciones, y con cualquiera de las dos acababas en un banco, en un despacho o en algún puesto de gestión en alguna gran empresa.

Todo fue una mentira, para muchos este sueño no se cumplió, truncado por las sucesivas crisis que vivimos. La del 93, el 2000, el 2001, el 2004, el 2008… y cuando de ésta última aún no nos habíamos recuperado, llega el COVID, y cuando parecía que podíamos asomarnos a la «normalidad», el conflicto en Ucrania, que vino a empeorar la ya galopante inflación y escasez de productos. Mas incertidumbre a nuestro ya incierto futuro. Algunos consiguieron por un tiempo ese «puesto estable» para perderlo en la última crisis. O consiguieron un «puesto estable» a costa de un «sometimiento sostenido», ya que no deja de aumenta el esfuerzo y sacrificio personal que todos necesitamos hacer para conservar nuestros puestos de trabajo o empresas.

Los jóvenes que salen hoy de nuestras Universidades, los que estudian en nuestros institutos, ya ni siquiera sueñan con esta estabilidad y muchos se preguntan si sus estudios les servirán si quiera para acceder a un precario mercado laboral… en cualquiera que sea el puesto que se les ofrezca.

¿Y dentro de una década? ¿Qué será en apenas unos años? ¿Cómo será el panorama laboral que se encontrarán?

Son frecuentes los artículos en prensa que nos hablan de una juventud que puede hacer gala de sus títulos pero no de sus destrezas, ni de su capacidad para responder ante un mundo cambiante que exige aportaciones de valor, flexibilidad, capacidad crítica y de toma de decisiones, cooperación y creatividad.

En unos años será habitual encontrar robots ocupando puestos de gestión y administración, de análisis de datos, ensamblaje, logística, cocina, enfermeros, guías, recepcionistas, cajeros, empleados de banca, seguros o viajes, ingenieros, y hasta profesores. La revolución digital es ya, hoy y ahora, capaz de sustituir al hombre en cualquier tarea que pueda ser sistematizada, que responda a una secuencia y un patrón de trabajo.

Pero no queremos verlo. Seguimos preocupados y ocupados en que nuestros jóvenes sean buenos acumulando contenidos que no saben usar, escupiéndolos en los exámenes sin aportación ni transformación alguna, y manteniendo un comportamiento adaptado y gregario…. deseamos que pase por la escuela siendo lo más invisibles posible. Nos orgullecemos de los niños que «no dan problemas» porque se adaptan bien, a ese futuro, que ya fue truncado para nosotros, pero que seguimos deseando para ellos. Sin embargo, ese futuro para el que les estamos preparando, no existe.

No me tilden de apocalíptica, lo veo a diario en mi trabajo, en mi relación con las grandes empresas. Gestores de compra que ahora son sistemas informáticos. Departamentos de I+D que se cierran para abrir oficinas de atención a las star-ups, empleados de banca que tienen delegada la toma de decisiones en el sistema, directivos cuya función ya no es estratégica sino de mera gestión y control, porque las estrategias, las define el sistema.

¿Cómo pueden nuestros jóvenes competir en este entorno?

Guilford en los 70 pronunció una frase a la que apenas se ha prestado atención en la escuela, tampoco en la sociedad:

creatividad-guilford

Pero Guilford se equivocaba. La creatividad no es sólo importante hoy, ni tampoco empezó a serlo en los años 70. La creatividad ha sido importante a lo largo de toda la historia de la humanidad.

El impulso de buscar alternativas llevó al hombre a descubrir la rueda, gracias a su capacidad de observación, descubrió que la tierra era redonda, la imaginación le llevó a construir máquinas para volar o explorar el fondo de los mares, la capacidad para cuestionar lo establecido llevó a Einstein a formular su teoría de la relatividad, el análisis crítico ayudó a descubrir el ADN, la curiosidad ha llevado al hombre a explorar nuevos horizontes y adentrarse en el espacio, y la capacidad para relacionar ideas y objetos, está detrás de todos los avances tecnológicos de los que disfrutamos.

Rueda

Pero, ¿Somos todos creativos? ¿Seremos todos capaces de competir en un mundo en el que saber y estar no son suficientes, en el que nuestra empleabilidad dependerá de nuestra capacidad para aportar valor, crear e innovar en la empresa?

Cuántas veces hemos oído que los niños nacen curiosos, que su imaginación no tiene límites, que siempre exploran usos alternativos para cualquier objeto que se encuentran, que nacen ansiosos por aprender y crear. Entonces, ¿Cómo es posible que sólo unos pocos adultos destaquen por su capacidad creativa? ¿qué la curiosidad haya desaparecido de nuestros institutos?

Quizá sea porque muchos de ellos pasan casi 20 años en la escuela escuchando frases como ¡No hables! ¡No te equivoques! ¡No te muevas!¡Así no se hace! ¡No preguntes! ¡No te atrevas! ¡No seas curioso! ¡No opines! ¡No pienses!, haciendo buena esa famosa frase de Ken Robinson “La escuela mata la creatividad”

Como madre este panorama me hace entrar en pánico y darme cuenta de lo importante que es buscar para mis hijos un centro que ponga el foco precisamente en el desarrollo del potencial creativo. Pero cuando uno empieza a buscar, encuentra muchas escuelas que confunden creatividad con manualidades en serie. Otros cuentan con maestras heroínas que siempre encuentran tiempo para preparar un montón de materiales  y propuestas “creativas” para sus alumnos. O profes “innovadores” siempre a la última de las tecnologías y tendencias. Pero apenas ningún centro que ponga el foco en desarrollar las cualidades que se requieren para desarrollar un pensamiento creativo en los estudiantes.

¿Y cuáles son estas cualidades?

CURIOSIDAD

La curiosidad, o el estímulo de indagar y conocer, es responsable del aprendizaje y de una actitud de aprender a lo largo de toda la vida. Sin embargo, tantas veces coaccionada en el aula. Los niños que preguntan mucho molestan en la escuela. «Cree que la clase es para ella sóla«, «Pregunta demasiado«, o «Hoy muy bien, ha estado más calladita». Una madre me escribió una vez comentando que a su hija le habían dado un premio por no preguntar.

Seguro que muchos de esos profesores que se molestan con las preguntas de sus alumnos, porque rompe el ritmo del aula, porque no les deja dar su clase magistral, porque altera la quietud de la clase y les resta control, están de acuerdo con esas campañas que animan a los niños y especialmente a las niñas a declinarse por la ciencia, pero, ¿cómo hacerlo, si en la escuela se limita la predisposición a cuestionarlo todo?

«Una vez le preguntaron a Isidore Rabi, Premio Nobel de física en 1944, por qué se convirtió en un científico. Él contestó: “Mi madre me convirtió en un científico sin saberlo. Todos los niños volvían de la escuela y sus madres les preguntaban: ‘¿Qué aprendiste hoy?’. Pero mi madre acostumbraba decir: ‘Izzy, ¿Hiciste una buena pregunta hoy?’ Eso marcó la diferencia. Hacer buenas preguntas me convirtió en un científico”

Fuente: https://www.aishlatino.com/e/f/111747339.html

Para hacer buenas preguntas, antes hay que hacer muchas preguntas, y para ello tenemos que desarrollarnos en un entorno en el que se espera que hagamos preguntas, donde se nos estimula para hacerlas y nos sentimos seguros para plantearlas, y donde, además, éstas preguntas encuentran respuestas. Pero muchas de nuestras aulas no son esos entornos.

¿Cómo darle la vuelta a esta situación?

Know-How-Learn

Empezar cada unidad con preguntas. ¿Qué sabes? ¿Qué quieres saber? ¿Qué cosas despiertan tu curiosidad? ¿Qué te gustaría investigar? ¿En qué aspecto quieres profundizar? ¿Por qué no darles un taco de notas para que apunten sus preguntas mientras escuchan tu explicación, un vídeo o están en una exposición? ¿Por qué no agrupar y clasificar todas esas preguntas para generar mini-proyectos de investigación, para que busquen sus propias respuestas?

plantillas de aprendizaje K-W-L

Recursos KWHL

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OBSERVACIÓN

La observación, mirar algo con el suficiente detenimiento, nos permite extraer información y conocimiento, aprender. En el aula es posible trabajar esta capacidad permitiendo que los alumnos extraigan información de imágenes o textos donde ésta no se encuentra de forma explícita. Observando un paisaje podemos deducir el lugar, la época del año, incluso el pasado y el futuro de la acción que allí sucede. Un poema leído con detenimiento, puede hablarnos del autor, la época, y del evento que ha provocado los versos. Un relato puede decirnos mucho más de lo que está escrito, si observamos lo suficiente para leer entre líneas. Las leyes matemáticas y físicas, las normas gramaticales también pueden ser deducidas impulsando la observación.

IMAGINACIÓN

La imaginación, es la capacidad de extrapolar el conocimiento adquirido a situaciones desconocidas, no vividas o no aprendidas. ¿Cómo sería la vida de un niño en la antigua Roma? ¿Cómo comentarían los periódicos de la época el descubrimiento de América? (por que sí, en esa época nació el primer periódico de la historia y la curiosidad por el descubrimiento de América y la extensión del Imperio Español de la época, facilitó que se expandiera por toda Europa, curioso, ¿verdad?) ¿Qué pasaría si la luna chocará contra la tierra? ¿Por qué eran los hombres los que lavaban la ropa en el Antiguo Egipcio? Responder a estas preguntas es un fantástico ejercicio de imaginación, que provoca curiosidad y, por tanto, atención y deseo de indagar, nos lleva a una investigación y aprendizaje más profundo y duradero que el que se obtiene como receptor de una información limitada, estructurada y simplificada.

RELACIONAR IDEAS

Relacionar el aprendizaje con su entorno y con problemas reales es lo que le da sentido y significado. Los estados de la materia son muchos más interesantes si calentamos una tableta de chocolate para hacer chocolate líquido, y olemos cómo se evapora su aroma en una taza bien caliente. Saber cuántas cucharadas de sal o azúcar se disuelven en un vaso de agua, no parece tan motivador como aprender por qué se disuelve nuestro cola-cao de cada mañana, o cómo los efectos del botellón tienen que ver con la cantidad de alcohol que nuestra sangre puede metabolizar en un tiempo determinado, o averiguar a cuánto estamos de llegar al punto de saturación de la contaminación en nuestra atmósfera, y qué ocurrirá entonces o cómo se pueden «condensar» los aromas en una botella de perfume, para después volverlos a difuminar.

ROMPER CON LO ESTABLECIDO

Romper las barreras y lo establecido, es una sencilla práctica que puede obrar un efecto importante en los alumnos. Muchos pasan todos sus años de escuela, viendo y trabajando las mismas imágenes asociadas a un mismo concepto. Los ríos son siempre anchos y caudalosos, las montañas rocosas y picudas, el mundo siempre se representa en clase desde esa perspectiva europea, con el Océano Atlántico en la zona central, las flores son margaritas, los árboles manzanos y las casas, bonitas chozas en el campo con la chimenea encendida a pesar de que la casa está rodeada de un brillante y soleado paisaje primaveral. Pero hay plantas en el fondo marino que sobreviven sin sol, que nos llevan a cuestionar eso que queremos que los pequeños se graben a fuego en su memoria «las plantas necesitan agua, sol y aire para sobrevivir». Existen flores carnívoras tropicales, muchas más atractivas que la margarita, ¿Tendrán estómago?. La naturaleza nos ofrece curiosas cordilleras arco iris ¿quién las pintaría? y el mapamundi, sigue representando al planeta cuando es el océano indico el que se sitúa en el centro. Es hora de romper con esa tradicional asociación de conceptos a una imagen rutinaria. Cambia, acostúmbralos al cambio.

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PENSAMIENTO CRÍTICO

El pensamiento crítico es la otra cara de la moneda de la creatividad. La innovación surge siempre después de un cuidadoso análisis crítico de las causas y consecuencias de una situación, de analizar las partes y su relación con el todo, de cuestionarlo todo y preguntarse siempre ¿Cómo puedo mejorarlo?

El pensamiento crítico nos permite abordar el currículo a la vez que pensar ¿En qué me ayuda este conocimiento a conocer mejor el mundo actual y cómo funciona? ¿Cuáles fueron las implicaciones de la revolución industrial, en qué modo cambió el mundo? ¿Qué similitudes podemos encontrar con la revolución digital, en qué modo cambiará ésta el mundo? ¿Cómo pueden el proceso de fotosíntesis ayudarme a entender mis necesidades de agua, aire libre y vitamina D, la teoría de la relatividad, la creación del universo, o a buscar soluciones para la contaminación?

APRENDER DEL ERROR

No podemos olvidar la gestión del error. Hemos de replantearnos qué es el éxito en la escuela y qué lo es fuera de ella. ¿Acertar siempre con la respuesta correcta y aprendida? O ¿Atreverse, arriesgarse, buscar otros caminos, intentarlo de otro modo? ¿En qué situación aprendemos más? ¿De qué modo preparamos mejor a los jóvenes? Muchos logros e innovaciones tienen detrás la historia de alguien que se atrevió y no se hundió ante los errores. Aprendió de ellos. Crear un entorno en el aula donde el error no se penaliza, sino que se usa como fuente de aprendizaje y donde se anima a los alumnos a arriesgarse y buscar alternativas, favorece, sin duda, el espíritu emprendedor, la creatividad y la capacidad para innovar.

Trabajar estas cualidades en el aula, despierta el potencial creativo de los niños, los prepara para afrontar retos creativos y adaptarse a entornos cambiantes, flexibiliza sus procesos mentales y lo que es más importante, aumenta su auto-confianza, su autoestima, su sentimiento de competencia. Se sienten más capaces y están más dispuestos a afrontar mayores retos. Desarrollan así su potencial.

Aprender con creatividad, no es aprender de una forma más divertida, tampoco presentar información que copiamos, sino contestar a la pregunta de ¿Para qué tengo que aprender esto?

La Rebelión del Talento

¿A dónde me lleva? ¿Qué puedo hacer con ello? ¿Con qué se relaciona? ¿Qué problemas me ayuda a resolver? ¿En qué medida me ayuda a entender mejor el mundo que me rodea? ¿Qué acciones puedo tomar para mejorarlo?

Y también permite al profesorado responder sus dudas sobre

  • Cómo integrar en su programación aspectos relacionados con la neuro-educación y sus avances sobre cómo sucede el aprendizaje (los procesos creativos implican y estimulan la conexiones entre ambos hemisferios, impulsando nuestros procesos mentales y capacidad cognitiva).
  • Implicar las emociones, despertar la curiosidad y con ello aumentar la motivación, y la implicación del alumno en su aprendizaje.
  • Atender la diversidad pues permite a cada alumno avanzar y profundizar a su ritmo, romper con la clasificación de alumnos en función de la corrección de sus respuestas. Los procesos creativos permiten orientar su aprendizaje hacia respuestas diferenciadas, usando los canales de acceso y expresión que más se ajustan a cada alumno,
  • Desarrollar el talento e involucrar los diferentes intereses de los alumnos. Partir de un reto creativo rompe con el aprendizaje orientado a buscar la respuesta exacta a una pregunta cerrada, desde una perspectiva única.
  • Proponer retos creativos a los alumnos implica también un reto a su capacidad de cooperación y comunicación, fortalece el yo, el sentimiento de competencia y la autoestima.

Nos prepara sin duda para afrontar los retos del siglo XXI conjugando nuestras necesidades de desarrollo personal y profesional.

¿Qué nos hace ser creativos?

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Autor: Paulina Bánfalvi Kam. La Rebelión del Talento @aacclarebelion @PaulinaBk

Derechos de autor:

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5 respuestas a “Despertar la Creatividad”

  1. Avatar de «Lo que mejor se hacer, es hacerme el tonto» – LA REBELIÓN DEL TALENTO

    […] de fortalezas y habilidades, entre ellas las que implican escucha, flexibilidad, transformación. No es la creatividad del docente la que esta a prueba, sino la de los […]

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  2. Avatar de Objetivo: Matar la CREATIVIDAD – LA REBELIÓN DEL TALENTO

    […] la educación, el talento, el desarrollo y la socialización aprendido, buscando para sí mismos un objetivo creativo diario, un paso al frente, aunque sea […]

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