©℗®™ 7 Junio 2015


«Lo importante es que sea feliz»

Entender el concepto

Padres y docentes, sin duda, comprenden la importancia de que nuestras hijos o alumnos sean felices. Las familias que nos acercamos al colegio reclamando más estímulo para ellos, un ritmo y complejidad de aprendizaje acorde a su potencial e intereses, con frecuencia recibimos esta respuesta: “no hay que preocuparse, es feliz” o «lo importante es que sea feliz»… También muchas familias argumentan que hay otras dimensiones en la vida, más allá de «destacar».

Como es “feliz” no debemos moverle de su estado actual, estimularle, desarrollar su potencial, adaptar su currículo, preocuparnos por su actitud ante el aprendizaje, la superación y el esfuerzo personal. No debemos darle más, y mucho menos diferente. Debemos permitir que siga como está, porque así, “es feliz”.

Nos preguntamos entonces si no estaremos siendo en exceso exigentes, volcando en nuestros hijos o alumnos una responsabilidad innecesaria, queriendo acelerar su desarrollo, poniendo en peligro su felicidad, forzándoles a ser “máquinas de aprender”, olvidando su faceta de niños, su necesidad de juego y evasión, su derecho a no preocuparse por el futuro o por aprender.

Padres y maestros olvidamos lo que significa la felicidad. Asumimos que el proceso de aprendizaje y desarrollo de un menor no otorga felicidad, si no que es, al contrario, una pesada responsabilidad que, como adultos, deberíamos aliviar, postergarla, para favorecer que la infancia se prolongue y se disfrute.

Bajo este prisma, estamos asumiendo varias premisas que encierran un grave peligro sobre el propio concepto del «Ser»:

  1. Asumimos que la infancia es un estado de ausencia de desarrollo, y esta falta de desarrollo es la que genera felicidad o un desarrollo social y emocional positivos.
  2. Asumimos que el aprendizaje y el desarrollo del propio potencial es algo que causa infelicidad, y, por tanto, cuanto más lo posterguemos, más feliz y extenso será el periodo de «felicidad» de nuestros hijos y alumnos.
  3. Asumimos que la felicidad constituye la suma de momentos de ocio y ausencia de obligaciones y que cuantos más momentos así consigamos, más felices somos.
  4. Y además asumimos, que todas las personas son felices de la misma forma, haciendo las mismas cosas. “Si juegan son felices, si aprenden no”, todos los niños, al mismo tiempo, en el mismo grado.

Así nuestros hijos, nuestros alumnos, pasan una primaria “feliz”, “ya les tocará esforzarse en secundaria”…. Solo que entonces muchos habrán desarrollado una actitud pasiva, incluso negativa ante el aprendizaje, falta de hábitos de esfuerzo y trabajo, y han relacionado su bienestar, no a estar inmersos en un proceso de su propio desarrollo –personal e intelectual-, sino a permanecer en un estado de comodidad, aceptación por el entorno y bajo nivel de esfuerzo.

Pero, ¿De verdad conseguimos así que nuestros hijos o alumnos sean más felices?

Abraham Maslow, psicólogo estadounidense nacido en 1908, es conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista, una corriente psicológica que postula la existencia de una tendencia humana básica hacia la salud mental y el potencial humano, la que se manifestaría como una serie de procesos de búsqueda de autoactualización y autorrealización. Su posición se ubica teórica y técnicamente entre los paradigmas del conductismo y el psicoanálisis. Pionero de la psicología transpersonal.

Los psicólogos humanistas postulan que todas las personas tienen un intenso deseo de realizar completamente su potencial, para alcanzar un nivel de «autorrealización». Para probar que los seres humanos no solamente reaccionan ciegamente a las situaciones, sino que tratan de realizar una tarea mayor, Maslow estudió mentalmente a individuos saludables en lugar de a personas con serios problemas psicológicos (en los que habían estado basadas las teorías dominantes hasta el momento, en especial las de Sigmund Freud).

El desarrollo teórico más conocido de Maslow es la pirámide de las necesidades, modelo que plantea una taxonomía de las motivaciones y necesidades humanas, en las que avanzamos desde la satisfacción de las necesidades más básicas o subordinadas (alimentación, seguridad, aceptación), hacia necesidades más altas o superordinadas (autoestima y auto-realización).

Maslow basó su estudio en las ideas de otros psicólogos, y en el estudio de personajes como Albert Einstein, Lao-Tsé (padre del taoísmo), Ruth Benedict, Max Wertheimer y en personas que conocía que claramente cumplían con el estándar de autorrealización. Encontró que todos los individuos que estudió presentaban rasgos de personalidad similares. Todos estaban «centrados en la realidad», eran capaces de diferenciar lo que era fraudulento de lo que era genuino. También estaban «centrados en los problemas», en el sentido de que trataban las dificultades de la vida como problemas que requerían solución. Estos individuos también estaban cómodos cuando estaban solos y tenían relaciones personales saludables. Solo tenían unos pocos familiares y amigos cercanos, más que un gran número de relaciones superficiales.

Observando a estos personajes generalizó que, entre otras características, las personas autorrealizadas tienden a enfocar sus problemas fuera de sí mismas; tienen un sentido claro de lo que es verdadero y lo que es falso; son espontáneos y creativos; y no están demasiado aferrados a las convenciones sociales.

Maslow es también autor de Toward a Psychology of Being (1968), (Hacía una Psicología del Ser), postulado que en la actualidad esta tomando gran fuerza en el discurso de la innovación educativa.

Lo que la Psicología del Ser nos dice sobre el concepto de la «felicidad».

(extracto del libro “El Hombre Autorrealizado / Hacia una Psicología del Ser”, de A. Maslow, Ed. Kairós, 1972. 8º Edición).

«Cada época, a excepción de la nuestra, ha poseído su modelo, su ideal de hombre. Todos han sido sacrificados por nuestra cultura : el santo, el héroe, el caballero, el místico, han sido sustituidos por “el hombre adaptado” y sin problemas, un sustituto que resulta muy poco brillante y de dudosa validez. Quizás podamos utilizar pronto como modelo al “ser humano desarrollándose íntegramente y autorealizándose”, aquél en quién todo alcanza un estadio de pleno desarrollo, cuya naturaleza interior se manifiesta libremente en vez de resultar doblegada, oprimida o negada».

«Es urgente que reconozcamos cada uno de nosotros, que cada vez que nos alejamos de nuestra naturaleza específica, cada atentado contra nuestra propia naturaleza individual, se graban en nuestro inconsciente y hacen que nos despreciemos a nosotros mismos. Del modo contrario, cada vez que actuamos siendo fieles a nosotros mismos trabajamos a favor de nuestra propia autoestima».

«¿Cómo podemos fomentar este desarrollo libre? ¿Cuáles son las mejores condiciones educativas para conseguirlo? ¿Qué clase de mundo necesitamos para que crezcan en él este tipo de personas? ¿Qué clase de mundo crearán éstas?. Las personas enfermas son producto de una cultura enferma y hacen a ésta aún más enferma. Las personas sanas pueden existir gracias a una cultura sana y hacen a ésta aún más sana. Es decir, existe la posibilidad real de fomentar el desarrollo individual, mientras que es mucho más difícil curar los síntomas neuróticos sin una ayuda externa».

Motivación para el Desarrollo

Para todos es conocido y aceptable que los seres humanos tenemos necesidades y que su insatisfacción nos acarrea problemas de salud física (hambre, sed, funcionamiento del organismo) o psíquicas (falta de aceptación, de amor, de autoestima). En los últimos años los psicólogos han admitido además que existe también una tendencia o necesidad hacia el desarrollo o la autoperfección. Este enfoque deriva del estudio directo realizado sobre individuos piscológicamente sanos. Las diferencias observadas entre las vidas motivacionales de las personas sanas o motivadas por necesidades de desarrollo y las personas motivadas por necesidades básicas, ponen de manifiesto la necesidad de revisar los objetivos de la educación, la instrucción familiar, la psicoterapia y la orientación educativa.

Las personas sanas han satisfecho suficientemente sus necesidades básicas de seguridad, entrega, amor, respeto y auto-estima, de forma que ahora se sienten motivadas por tendencias conducentes a la auto-realización (definida como realización creciente de las potencialidades, capacidades y talentos; como cumplimiento de la misión, destino o vocación; como conocimiento y aceptación más plenos de la naturaleza intrínseca propia y como tendencia constante hacia la unidad, integración o sinergia, dentro de los límites de la propia persona).

Se describe a las personas sanas (o motivadas por el desarrollo), como aquellas en las que se observa:

  • Percepción superior de la realidad
  • Mayor aceptación de uno mismo, de los demás y de la naturaleza
  • Mayor espontaneidad
  • Mayor capacidad de enfoque correcto de los problemas
  • Mayor independencia y deseo de intimidad
  • Mayor autonomía y resistencia a la doctrinación.
  • Mayor frescura de apreciación y riqueza de reacción emocional.
  • Mayor frecuencia de experiencias superiores
  • Mayor identificación con la especie humana
  • Cambio o mejora de las relaciones interpersonales.
  • Estructura caracterológica más democrática.
  • Mayor creatividad.
  • Cambios en la escala de valores propia.

La auto-realización no es un estado final de las cosas, sino un proceso activo extendido a lo largo de toda la vida, no hablamos de Ser, sino de Llegar a Ser. Así, el desarrollo, serían el conjunto de procesos que conducen a la personas hacia la auto-realización, que se extiende a todo el periodo de la vida. Se considera el desarrollo como la satisfacción progresiva de los talentos, cualidades, tendencias creativas, potencialidades innatas. La vida psicológica de las personas se desarrolla de forma diferente si está ligada a la satisfacción de sus necesidades deficitarias que cuando está motivada por el desarrollo.

Al contrario que sucede con las necesidades básicas que surgen para ser satisfechas de forma inmediata y poder así eliminarlas (comemos para deshacernos de la sensación de hambre, etc.), los impulsos que se generan en el camino hacia la auto-realización son deseados y bien acogidos, resultan placenteros y agradables, la persona prefiere verlos aumentados que disminuidos y, si constituyen foco de tensión, son tensiones agradables o positivas. La persona dotada disfruta utilizando y ampliando sus talentos.

Los apetitos se intensifican y crecen, se desarrollan sobre sí mismos y en vez de desear cada vez menos, las personas desean más y más de, por ejemplo, educación y aprendizaje. La persona se hace cada vez más activa, el desarrollo es en sí mismo, un proceso gratificante y excitante. La realización de anhelos y ambiciones, como la de ser un buen médico, adquisición de habilidades admiradas, el aumento de la creatividad o, lo más importante, la simple ambición de ser un buen ser humano, son los ingredientes de la felicidad. La observación de la gente que se autorealiza nos demuestra que disfrutan de la vida en general y en todos sus aspectos, mientras que la mayoría de las demás personas tan sólo disfrutan de momentos dispersos de triunfo, acierto, climax o experiencias superiores. Su felicidad depende de ellos mismos y no de factores externos, sociales o ambientales, son felices porque se desarrollan, y el esfuerzo que ello les supone es un esfuerzo gratificante.

Defensa y Desarrollo

Aceptada la noción de desarrollo, surgen otras cuestiones. ¿Cómo se produce? ¿Por qué los niños se desarrollan o no se desarrollan? ¿Cómo saben en qué dirección desarrollarse? ¿Por qué se desvían?.

«Los niños que crecen saludablemente no viven con la mirada puesta en objetivos remotos, están ocupados viviendo el presente. El desarrollo tiene lugar de forma natural cuando el próximo paso hacia delante es –desde un punto de vista subjetivo- más agradable, más subyacente, más intrínsicamente satisfactorio que la gratificación previa, con la que ya estamos familiarizados y de la que ya estamos cansados. Este grado de satisfacción es subjetivo e individual para cada persona, del mismo modo que preferimos un postre que otro, a un amigo que a otro. De este modo aprendemos nuestras cualidades, aquello que nos gusta o disgusta, nuestros juicios y posibilidades. Descubrimos el YO».

«Los pasos hacia delante y las elecciones son realizados de forma espontánea, desde dentro hacia fuera. El niño saludable es curioso de forma desordenada y espontánea, explorador, deseoso de saber, interesado. Tiende a ejercer sus poderes, sumergirse, quedar absorto, fascinado, jugar, maravillarse y manipular el mundo. Explorar, manipular, experimentar, interesarse, escoger, gozar, disfrutar, pueden considerarse atributos del “Ser” puro y, sin embargo, conducir al “Llegar a Ser”, aunque siguiendo un camino azaroso, fortuito, improvisado, e imprevisto. La experiencia espontánea y creativa pueden acontecer sin previsión, planificación, finalidad u objetivo. Cuando el niño se sacia, se aburre, esta preparado para cambiar a otros goces “más altos”.»

«La persona, incluso el niño, deberá hacer su elección por sí misma. Nadie puede escoger en su lugar con excesiva frecuencia, porque esto la debilita, reduce su auto-confianza y confunde su capacidad de percibir su propio ego interno en la experiencia, sus propios impulsos, juicios, sentimientos, y de diferenciación de las normas interiorizadas provenientes de los demás».

«Al ser los otros tan importantes y vitales para el bebé y el niño indefensos, el temor a perderlos (como fuente de seguridad, alimentación, amor, respeto, etc..) es un peligro primordial y aterrador para ellos. Por esto el niño, ante una elección entre sus propias experiencias placenteras y la experiencia de la aprobación ajena, escoge generalmente esta última y se enfrenta al placer de su desarrollo mediante la represión o dejando que se apague. Paralelamente a este proceso suele engendrarse una desaprobación de la experiencia placentera, un sentimiento de vergüenza, perplejidad, secreto, con la consecuencia obvia de una frustración final de la capacidad de experimentarla (el niño genera bloqueos emocionales ante las opciones que suponen un desarrollo de sus habilidades o potencial, un avance, un reto»).

«La decisión final estriba pues entre el yo propio y el de los demás. Si la única manera de conservar el yo es renunciando a los demás, el niño preferirá generalmente prescindir de él, porque la seguridad es la necesidad básica y más poderosa del niño, mucho más poderosa que la de independencia y la auto-realización. La labor de los educadores es la de tentar al niño a avanzar hacia su desarrollo, ofreciéndole seguridad en cada paso, garantizado así el desarrollo del niño saludable, que se descubre así mismo y su potencial».

——–

Así, sí, lo importante es siempre que nuestros pequeños crezcan felices, y la felicidad es desarrollo y no adaptación. Somos felices cuando estamos ocupados en desarrollar plenamente nuestro potencial, por mucho esfuerzo que esto suponga, mientras que adaptarnos a las expectativas, ritmos u objetivos que otros plantean para nosotros, supone un proceso de adaptación a costa de renunciar al «yo», que nos acaba pasando factura en nuestro desarrollo social y emocional.

Las neurosis que esta situación de renuncia constante puede generar baja autoestima personal o académica, bloqueos emocionales ante las situaciones nuevas, miedo a avanzar, rechazo al propio potencial. Estas circunstancias no surgen de forma inmediata, y por esto no solemos ser conscientes de las consecuencias de limitar el desarrollo de un menor a favor de su “socialización”, “adaptación”, o para que encaje en los patrones de “alumno típico” que se han diseñado previamente.

Los alumnos con alta capacidad tienen, por definición, una edad mental superior a su edad cronológica, y este aspecto es continuamente desatendido por la escuela. Su proceso de desarrollo cognitivo y madurativo, esta más avanzado que el resto de alumnos de su edad, y con cada año las diferencias se acentúan. Necesitan avanzar en el desarrollo de sus habilidades y su potencial, con el mismo derecho que el resto de alumnos, pero atendiendo a su propio ritmo. Como indica Maslow, el avance hacia el desarrollo personal es subjetivo e individual, inherente a la naturaleza y potencial de cada individuo.

Familias y maestros tenemos el deber de tentarles a avanzar, con el único objetivo de lograr su pleno desarrollo, de ayudarles en el proceso de su auto-realización, por que ésta es la base de una personalidad sana y feliz.

Si su felicidad es importante, el desarrollo de su potencial es urgente

La Rebelión del Talento

Autor: Paulina Bánfalvi Kam. La Rebelión del Talento @aacclarebelion @PaulinaBk

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39 respuestas a “«Lo importante es que sea feliz»”

  1. Avatar de ¿Tenemos miedo a los «efectos secundarios» de la evaluación por alta capacidad? – LA REBELIÓN DEL TALENTO

    […] Premisa que recoge nuestra legislación, la de la UE y la UNESCO, y que constituye la base de un desarrollo equilibrado, pleno y feliz a la vez que nos dota de mayores oportunidades de desarrollo personal, profesional y social. Por […]

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  2. Avatar de Personalizar, Pensamiento, Perfeccionar y ¿Planificar? – LA REBELIÓN DEL TALENTO

    […] Maslow, una gran referencia en el campo de la psicología y el desarrollo humano, desconocido, por lo visto, en las facultades de magisterio, ya nos advertía “todos nacemos con el impulso de caminar hacia el desarrollo de nuestro potencial. Este proceso, llamado de autorealización, sucede a lo largo de toda nuestra vida y es el responsable de nuestra felicidad y de un desarrollo social y emocional equilibrado”. También es responsable de un estado de bienestar y conciliación con el “yo”, que genera una mayor disposición a darnos a los demás y contribuir a nuestro entorno y sociedad. […]

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