Siento envidia del deporte. Tras el pasado “clásico” Madrid-Barça hemos escuchado críticas al entrenador y al presidente del Club, nos han dicho que el ambiente y la motivación del vestuario, del equipo, no es la adecuada… adecuada para hacer brillar las destrezas de los jugadores, entiendo. Llevo un rato buscando y no he encontrado ningún artículo que diga aquello que solemos oír los padres cuando nuestros hijos no tienen un rendimiento excelente, es decir, cuando no “ganan partidos”: “Pues será que no era tan listo”, “Ya decía yo que no podía tener alta capacidad”, “Si no saca buenas notas, es que no es tiene altas capacidades”, etc.
¿Alguien ha oído cuestionar la calidad de Ronaldo o de Keylor Navas? Vale, abstenerse sus detractores de siempre, 🙂
Ahora me refiero a si la prensa o los seguidores han cuestionado los logros anteriores de estos jugadores, su calidad para estar en el Real Madrid, los balones de oro conseguidos, los títulos. Nadie ha dicho “han perdido porque la calidad de los jugadores no era tan buena como se decía”. No. Los jugadores tienen potencial y calidad, y por esto están donde están, y este potencial y calidad no se pone en tela de juicio con cada derrota. Su rendimiento no es la medida de su potencial.
El entrenador es el responsable de hacer aflorar este rendimiento mediante el adecuado entrenamiento, la creación de un ambiente motivador y la gestión del conjunto de habilidades para conseguir que cada uno dé lo mejor de sí mismo, respetando sus estilos de juegos y características particulares.
Pero no sólo es eso, el entrenador también es el responsable de preparar y organizar la estrategia para que cada jugador dé lo máximo en el terreno de juego, aporte valor a sus compañeros y, con ese conjunto de habilidades extraordinarias, este grupo de excepcionales jugadores se convertirán en un equipo de alto rendimiento.
¿Qué significa “entrenar”?
«El entrenamiento es cualquier preparación o adiestramiento con el propósito de mejorar el rendimiento físico o intelectual. En conexión con el deporte, el entrenamiento implica una preparación física, técnica y psicológica para el desarrollo máximo de las capacidades del deportista.1″
Leo esta definición y me da envidia: “desarrollo máximo de las capacidades del deportista”, “preparación física, técnica y psicológica”.. quién lo iba a decir, en el deporte entienden que alcanzar el máximo rendimiento está en relación con:
- Las propias capacidades
- La preparación integral del jugador en las tres áreas : física, técnica y psicológica.
Ah.. pensaría uno que sólo hacen entrenamiento físico, como en la escuela sólo se educa en lo cognitivo.. cada cosa su espacio ¿no?.. ¡NO!, porque las personas no somos compartimentos separados, sino que somos integrales y nuestros condicionantes intelectuales, físicos y psicológicos interactúan entre sí, facilitando o impidiendo el desarrollo de nuestro potencial, afectando a nuestro rendimiento.
¿Qué significa educar?
«Se conoce el término educar a la actividad que consiste en transmitir determinados conocimientos y patrones de comportamiento con el fin de garantizar la continuidad de la cultura de la sociedad. La palabra educar es de origen latín “ducere” que significa “guiar o conducir” en el conocimiento».
«Educar consiste en enseñar a temprana edad valores, conocimientos, costumbres y formas de actuar, que permiten a un individuo vivir en sociedad. También, educar consiste en estimular, desenvolver y orientar aptitudes del individuo, de acuerdo con las ideas de una sociedad determinada.»
Es decir, entrenar significa llevar al individuo al desarrollo máximo de sus habilidades, mientras educar significa conducir al individuo allí donde la sociedad le quiere. Si se desarrollan habilidades del alumno, son sólo aquellas que están “de acuerdo a una sociedad determinada”.
Esto da para reflexionar…
Si buscamos el término enseñar, tampoco cambia mucho el concepto:
«La enseñanza es la acción y efecto de enseñar (instruir, adoctrinar y amaestrar con reglas o preceptos). Se trata del sistema y método de dar instrucción, formado por el conjunto de conocimientos, principios e ideas que se enseñan a alguien».
Enseñar es una acción donde el receptor del conocimiento es pasivo y parece que homogéneo, donde no importan las cualidades y circunstancias de partida ni las diferencias individuales intrínsecas: Se introducen conocimientos en un alumno (¿vasija?), y sigo sin tener en cuenta su capacidad, con lo que no preocupa si se deja medio vacía, o tan llena que podría quebrarse. Tampoco preocupa si la «vasija» será capaz de utilizar esos conocimientos y convertirlos en algo útil para si mismo.
Y luego he buscado “adiestrar” o “amaestrar”:
«Enseñar a un animal a ejecutar determinados movimientos o habilidades siguiendo las órdenes de una persona, -y también-: enseñar o dominar a una persona y hacerle obedecer órdenes. Se adiestra mediante la repetición de las tareas y refuerzos negativos y positivos.»
¿A qué os suena “repetición de tareas” y “refuerzo positivo y negativo”? .. Veo que “adiestrar” (a un animal) se asemeja más a “educar” (nuestra educación actual) que a “entrenar”. Y de nuevo me da envidia el deporte.
¿Qué hacen los entrenadores?
1.- Conocen al jugador. Observan sus puntos fuertes y débiles. Y eso no lo hace cualquiera si no un entrenador con experiencia y formación específica que, en muchos casos, ha sido antes jugador.
2.- Miden su potencial actual. Aprenden hasta dónde puede llegar y cuál es su potencial innato. Por ejemplo, es curioso ver cómo mide la velocidad de los jugadores:
Imagínense que llega el niño al campo de entrenamiento y así, en frío le dicen: “corre”, y el resultado que consigue es el que determina si se le da posterior entrenamiento o no. ¿Esto es verdad, o saben que esto no es así?
En el deporte, el niño se somete a entrenamiento a lo largo de los días, semanas, el jugador va adquiriendo confianza, y el entrenador le va observando (sabe qué cualidades mirar). Llegados a este punto, el entrenador mide su rendimiento a lo largo de un período de tiempo y anota las marcas máximas observadas en distintos momentos, como indicador del verdadero potencial del niño.
Estas marcas sirven al entrenador para conocer el punto de partida, y establecer la estrategia de trabajo individualizada que le lleve al objetivo final, que no es otro que llevar al niño a alcanzar el máximo de su potencial.
En cambio, a nuestros niños sí les hacen una prueba “en frío” para determinar su potencial: uno llega a una sala que no conoce, con una persona que no conoce, y que en muchos casos no sabe qué mirar, sólo sabe usar el “cronómetro”, y ni tan sólo sabemos si alguna vez fue “jugador” o se interesó por conocer las peculiaridades de un jugador.
El resultado que se obtiene en ese día preciso, sin importar los condicionantes personales o del entorno, es lo que sirve para determinar si tiene derecho a ser «entrenado«, o si se tienen que conformar con ser «adiestrado«.
No importa si antes o después consiguió un resultado mejor, sólo importa el resultado de ese día concreto, a esa hora concreta, en ese momento concreto.
Vuelvo a sentir envidia del deporte.
3.- Establecen un plan de trabajo individualizado para cada jugador/deportista en función de sus puntos fuertes y débiles: unos tienen que hacer más ejercicio físico para mejorar su forma, otros practicar la carrera corta, otros el juego de pies, otros el juego aéreo, y los porteros tienen su entrenamiento diferenciado.
Hablo de fútbol, pero si vamos al boxeo, atletismo, natación, gimnasia, etc. se repite la misma filosofía. No quiere decir que no haya entrenamiento en equipo, pero sí que a cada uno se le refuerza en aquello que más necesita.
4.- Respetan las características individuales de cada jugador. Entienden que cada jugador tiene una habilidad que destaca sobre las demás y que un buen sistema de juego es aquél que mejor sabe aprovechar estas habilidades.
En un equipo hay defensas, laterales, centro, delanteros, porteros, etc. Cada uno está en un puesto porque sus habilidades innatas le hacen destacar más en ese puesto específico. No quiere decir que en otras posiciones no puedan jugar, pero sí que destacan más jugando en determinadas posiciones.
¿Se imaginan que para jugar en un equipo de fútbol te dijeran que sólo puedes acceder si eres excelente en todas las posiciones, lo mismo como portero, como defensa, como delantero y como centro-campo? ¿Y qué si no eres excelente en todo no puedes jugar?.
Uf… seguro que nos tiraríamos encima de ese entrenador, le abuchearíamos… nos parecería completamente irracional este planteamiento.
En cambio con los niños con alta capacidad sí sucede, tienen que ser excelentes en todo. No importa si tienen una habilidad específica destacada, incluso si tienen esta habilidad tan destacada y en el resto de materias son superiores, pero no excelentes.
No, no pueden “jugar el partido” si no son excelentes en todas las áreas. Y lo peor no es que sea así, si no que nos parece “lógico” que sea así.
Yo no salgo de mi asombro.
5.- Trabajan el potencial de cada jugador y buscan un desarrollo emocional acorde. El jugador desarrolla sus destrezas físicas y de juego, pero además aprende técnica y se trabajan sus habilidades emocionales y psicológicas, porque el deporte entiende que para rendir al máximo, no basta con haber nacido con unas potentes condiciones físicas, ni con haber entrenado durante años, se requiere también fortaleza psíquica, determinación y persistencia.
El deporte entiende que el desarrollo del potencial implica también una fortaleza emocional y psicológica que a la postre suponen la verdadera diferencia. Y el deporte entiende que esta fortaleza debe formar parte del entrenamiento desde muy pequeños.
6.- Saben que el potencial puede desarrollarse hasta cotas más altas. El deporte entiende que un jugador parte de un potencial inicial y que el trabajo del entrenador es conseguir que ese potencial cristalice en excelencia.
Los ojeadores infantiles y juveniles lo saben, no fichan a los niños por el bagaje de premios que llevan a sus espaldas, si no por el potencial que despliegan.
¿Recuerdan cuándo Messi vino a España? Era un niño pequeño con un juego de pies increíble. Pero tenía un problema de desarrollo en sus piernas, y, desde luego, no había ganado ningún Balón de Oro aún, ni siquiera había sido campeón de Liga. Era un niño, con un alto potencial, que un ojeador supo reconocer y que lo trajo a España para que un equipo de especialistas reforzara sus debilidades, le hiciera trabajar de forma específica para que se convirtiera en un deportista más completo y así, pudieran brillar sus destrezas.
No se fijaron en lo que le faltaba, se fijaron en lo que le sobraba, y asumieron el reto de hacerle brillar.
¿Y tú entrenas o adiestras?
Cabría preguntarse cuál es nuestra labor. Ya sabemos que la sociedad del siglo XIX necesitaba “transmitir patrones de comportamiento con el fin de perpetuar la cultura de la sociedad”, o que debía “entrenar las habilidades de los individuos” con el fin de que fueran útiles como medios de producción.
En esa época, no se podía diseñar una Academia como la de Platón, donde maestro y discípulo mantenían diálogos mediante el razonamiento, la duda, la curiosidad y el contacto con el mundo. Porque en esa época, explosión de la producción en masa, se necesitaban obreros adiestrados en la repetición de tareas y que no se rebelaran o cuestionaran las órdenes, sujetos al refuerzo positivo (salario) o negativo (despido). La sociedad, en aquél siglo XIX estaba inmersa en cubrir sus necesidades básicas.
Pero la sociedad de hoy ha evolucionado. Tiene robots. Los robots fabrican coches, insecticidas, chicles, electrodomésticos… Ya no necesitamos obreros capaces de estar ocho horas haciendo tareas repetitivas y que acaten las órdenes sin cuestionarlas. Necesitamos mentes creativas e innovadoras. La sociedad de hoy necesita personas y no máquinas.
Además quiero pensar que todos tenemos grandes aspiraciones para nuestros hijos. Pero, ¿qué estamos haciendo con las generaciones actuales si les seguimos educando con un sistema del siglo XIX?. ¡Ah, no!, que en tu aula hay pizarra digital. Pero.. ¿realmente se esta usando la tecnología en el aula para desarrollar el pensamiento creativo y crítico de nuestros estudiantes, para personalizar la educación y desarrollar su potencial?
La inercia de una educación heredada de sistemas rígidos e inflexibles que trataban de «re-educar» a los alumnos para obtener modelos de comportamiento alineados con el pensamiento único imperante en cada época, no nos permite, a veces, darnos cuenta, de cuán parecidos son nuestros métodos de enseñanza tradicionales al adiestramiento de una mascota.
Siéntate, escribe, copia, repite, hasta que te aprendas la respuesta. Y la respuesta es aquella que yo dicto que és, y no ninguna otra. Y cuando aciertas, te doy tu «premio» en forma de nota. Haz las cosas cuando yo digo y como yo digo. Premio y castigo, aprobado y suspenso.
Debemos despertar ya, y desechar estos métodos de «adiestramiento», para entender la enseñanza como un «entrenamiento personalizado» de nuestros alumnos. Aprender del deporte que se orienta al individuo, reconoce sus fortalezas y las potencia, identifica sus debilidades y las corrige, y coloca a cada jugador allí donde más brilla.
Trabajemos duro hasta correguir esta definición de educación, que la propia RAL nos muestra : «La enseñanza es la acción y efecto de enseñar (instruir, adoctrinar y amaestrar con reglas o preceptos). Se trata del sistema y método de dar instrucción, formado por el conjunto de conocimientos, principios e ideas que se enseñan a alguien». Dejemos de adiestrarles y programarles para soportar trabajos repetitivos y sin estímulo intelectual, de llenar sus «vasijas» con contenidos estandararizados sin conocer siquiera su capacidad ni intereses.
La próxima vez que entres en el aula mira a tus alumnos como los jugadores de un equipo, cálzate el «chándal» de entrenador, aprende cuáles son las fortalezas , las debilidades y la capacidad de cada niño, define el plan de trabajo individual para cada uno de ellos, y, finalmente, busca la estrategia de juego que permita brillar sus destrezas particulares para crear un equipo de alto rendimiento.
Míster ¡el partido es tuyo!, ¡que no te saquen los pañuelos blancos!
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