Uno de los clichés -y reproches- más generalizados que afectan a los alumnos con altas capacidades, es el de que son unos «sabelotodos». Sin embargo, la sociedad en general y los responsables educativos en particular, no se plantean por qué algunos niños desempeñan este rol. Su velocidad de aprendizaje y su capacidad de razonamiento está por encima de su edad cronológica. Si les obligamos a desarrollarse intelectualmente en aulas donde no reciben el estímulo adecuado, donde todo lo que dan, ya lo saben, donde son sometidos a repetir conceptos que hace tiempo superaron, no puede sorprenderos esta actitud, porque, efectivamente, «lo saben todo».
La escuela debe trabajar los valores del esfuerzo, superación y enfrentamiento a retos, para que los niños sean capaces en su edad adulta, de mantener una actitud de aprendizaje continuo, de humildad y de constancia. Pero, si pasas años en la escuela sin ser sometido a ningún reto, sin que te suponga esfuerzo alguno obtener las mejores notas, sabiéndolo todo … ¿No serías tú también un «sabelotodo»?
Trépanier es una apasionada defensora de los alumnos con altas capacidades después de cansarse de sus batallas con las escuelas y su incomprensión y el abandono de estos alumnos.
Asimismo, tiene una vasta y variada experiencia en educación. Recibió B.S. de la Universidad de Loyola en Nueva Orleans y su maestría en educación de la Universidad de Louisiana Lafayette. Ha sido profesora en Louisiana, Ontario y Alabama, tanto en escuelas públicas, como en privadas como y cooperativas de educación en casa.
Celi Trépanier es la autora de “Educating Your Gifted Child: How One Public School Teacher Embraced Homeschooling.”, publicado en marzo de 2015 con excelentes críticas.
Es la autora también del artículo a continuación:
Sí, mi hijo con altas capacidades es un sabelotodo: un caso de aceleración
«Mamá, te lo juro, deben revisar lo que sucede en matemáticas. Soy el único que sabe lo que están explicando, ¡lo sé todo! «
Esto fue lo que mi hijo con altas capacidades me contó después de tres semanas en sexto grado en su nueva escuela. Cuando lo matriculamos en este colegio, yo ya les había proporcionado todos los test y resultados de una evaluación educativa reciente. Se trataba de una evaluación exhaustiva y privada realizada por un psicólogo infantil reconocido de nuestra zona. El psicólogo había escrito una nota a la escuela recomendando encarecidamente que nuestro hijo acudiera a la clase de matemáticas avanzadas de la escuela, debido a sus resultados en las pruebas. Nosotros también apoyamos dicha petición.
Yo confié en que el colegio no tendría ningún problema, pues tenían todos los resultados de las pruebas, la documentación y la recomendación de un psicólogo infantil.
Debería haber sido una obviedad
Ya en las primeras semanas de escuela, mi hijo se había estado quejando sobre lo aburridas que eran las matemáticas, y de cómo él era el único en la clase que parecía enterarse de algo. Le aseguré que las primeras semanas eran probablemente de repaso y que seguramente sería más difícil a medida que transcurriera el curso. No fue así. Así que siguió con sus quejas. Entonces, decidió hacer algo y delante de sus compañeros de clase, insistió a su profesor de matemáticas de que le podía ayudar a explicar la materia de otra manera, y mejor, para que sus compañeros pudieran comprender los ejercicios como él mismo los hacía.
Le dijo a su profesor que conocía mejores estrategias para aprender las matemáticas que las que él estaba usando en clase. Estaba tratando de ayudar a su maestro y a sus compañeros de clase para solucionar un problema que él sentía que podía resolver. Yo estaba orgullosa porque sabía que él quería ayudar, pero tuvimos que hablar con él sobre lo inapropiado que era lo que había dicho en clase.
Surgen problemas y comportamientos inaceptables cuando los estudiantes con altas capacidades se aburren y no obtienen respuestas
Estaba aburrido y yo lo sabía. Por eso, llamé al colegio, pero descubrí que a los nuevos estudiantes rara vez les colocan en la clase de matemáticas de nivel avanzado a pesar de los excelentes resultados de sus pruebas, porque el profesor de matemáticas avanzadas sólo aceptaba los estudiantes que él mismo seleccionaba. Pasé todo el año peleando contra la escuela mientras mi hijo terminaba cada trimestre con una calificación del 100% en matemáticas. Su aburrimiento era evidente y su profesor de matemáticas también se cansó de la actitud de mi hijo. Un día, después de que mi hijo se pasase toda la clase dibujando caricaturas, su profesor, frustrado, lo sacó al pasillo y airadamente le dijo: «Estoy cansado de esta mierda! Tienes que empezar a prestar atención! «
¿Qué consecuencias tiene la no-aceleración?
¿Cómo podemos esperar que los estudiantes que ya han dominado los contenidos que les enseñan presten atención en clase? ¿Cómo puede un estudiante, al que no se atiende ni reta en el aula, aprender a estudiar, trabajar duro y administrar su tiempo cuando el colegio es aburrido? ¿Cómo van los alumno con altas capacidades a crecer aprendiendo a luchar por lo que quieren cuando todo es tan fácil para ellos? Y si su experiencia de aprendizaje es tan poco desafiante ¿por qué entonces deberíamos sorprendernos cuando se hacen conscientes de que saben más que la mayoría del resto de los niños de su clase?
A pesar de las tendencias actuales de la pedagogía educativa, una mentalidad de superación y un riguroso plan de estudios, parece que todo esto se pierde a la hora de responder a los estudiantes con altas capacidades. Esa mentalidad de crecimiento o superación no se desarrollará en los alumnos con altas capacidades si no se les presentan contenidos nuevos, no se cultivan sus mentes y no se les presentan retos. Y cuando se relega a los niños con alta capacidad a aprender las distintas asignaturas con un nivel menor a su capacidad, se pierde todo el rigor y reto de lo que debería ser la educación de un niño.
A nadie le gusta un sabelotodo, pero puede que produzcamos sabelotodos en nuestros colegios.
Cuando dejamos a los estudiantes con altas capacidades atrás y dejamos de acelerarles para colocarles en un nivel de aprendizaje que se adapte mejor a sus necesidades educativas, ¿deberíamos sorprendernos si acaban convirtiéndose en unos «sabelotodos»? A decir verdad, estos alumnos tratan de soportar interminables lecciones sobre contenidos que ya conocen o han comprendido con facilidad desde el principio, probablemente saben ya todo lo que corresponde a su curso y lo adquieren con muchas menos repeticiones y sin esfuerzo.
Mi hijo menor era un sabelotodo en su clase de matemáticas de sexto grado. Él sí sabía todo, como demuestran sus resultados perfectos en matemáticas, y debería haber sido acelerado, colocado en la clase de matemáticas avanzadas para aprender a trabajar duro abordando los retos nuevos de forma rigurosa.
Cuando un niño va siempre por delante de sus compañeros de clase y nunca se le permite acelerar, ser desafiado e incluso fallar, crecerá con la falsa idea de que lo sabe todo. Es peligroso que un estudiante desarrolle este tipo de actitud. En este sentido, puede llegar a perderse la carrera académica de un niño si no es acelerado cuando es necesario. La vida de un niño está formada por su ambiente y sus experiencias de vida que pueden nutrir sus fortalezas, romper su espíritu e incluso tener una falsa sensación de sí mismo. Cuando no permitimos que los estudiantes con altas capacidades sean retados en su aprendizaje, en su consciencia sobre sí mismos, es posible que se queden sin la respuesta de saber qué son capaces de conseguir.
La aceleración es la respuesta.
Las conclusiones de la recientes investigaciones sobre la aceleración de los estudiantes de altas capacidades, A Nation Empowered: Evidence Trumps the Excuses Holding Back America’s Brightest Students, realizado por el Acceleration Institute, que forma parte de la Universidad del Centro Belin-Blank de Iowa, prueban que la aceleración es eficaz, viable y tiene inconvenientes insignificantes.
Según el estudio, la aceleración es de bajo coste, se puede implementar de varias maneras, apoya el desarrollo social y emocional de los estudiantes, y ha demostrado ser un método muy exitoso de proporcionar a los estudiantes con altas capacidades de la educación desafiante que necesitan.
Entonces, la pregunta es ¿qué nos está reteniendo para acelerar a nuestros estudiantes con altas capacidades?
FUENTES
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“The perils of “Growth Mindset” education: Why we’re trying to fix our kids when we should be fixing the system”, Alfie Kohn,Salon, August 16, 2015
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“A Nation Empowered: Evidence Trumps the Excuses Holding Back America’s Brightest Students”, Susan G. Assouline, Nicholas Colangelo, Joyce VanTassel-Baska, and Ann Lupkowski-Shoplik, Acceleration Institute, 2015
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