©℗®™ 7 Junio 2015


¡Asesinato en el Aula!

Una historia escalofriante.

Estábamos esperando que llegaran la ambulancia y la policía, mientras, rodeábamos el cuerpo con caras que iban desde la impactante sorpresa, pasando por el empático dolor hasta la lejana indiferencia. En la parte anterior del aula se había formado un corrillo entre maestros y compañeros, tan cerrado, que hacía el aire todavía más denso. Fabián tenía los ojos cerrados y una mueca irónica que le confería más irrealidad a la situación. Clavado en medio de su cabeza, un puñal de unos 20 cm., un reguero de sangre se expandía lentamente cubriendo las baldosas de un brillo rojo que no moría con él.

Aunque analizarían las huellas y otras pruebas forenses, sabíamos que no descubrirían al asesino, que las pruebas se extraviarían o quedarían archivadas en un almacén donde se amontonaban casos semejantes sin resolver. Pero todos nosotros conocíamos la identidad del matarife, una bestia cruel y escurridiza. Una especie de «omertá» nos impedía hablar claramente sobre ello, aunque sí de pasada y rapidito. No era la primera vez que sucedía y al final, no sucedía nada.

Los políticos e instituciones, como siempre, afirmaban vehementemente que adjudicarían más recursos para evitar que volviera a pasar y perseguir y condenar al culpable, las escuelas decían que no estaban preparadas para abordar casos así, las familias de afectados por los mismos crímenes lloraban y clamaban su voz al cielo, entregaron su alma por ellos, para que no murieran, pero no era suficiente, los expertos en este tipo de delitos alertaban, asesoraban, apoyaban pero tampoco era suficiente. Los amigos y compañeros creíamos conocer a Fabián, a unos nos gustaba, a otros, no, pero todos descubrimos tarde o temprano que era diferente, que ni pensaba, ni estimaba ni percibía el mundo igual. Era brillante en aquello que le apasionaba, sí, ya sé que todos lo podemos ser…pero él más!.

Despreciaba las incongruencias de este planeta. Y al final, murió por ser como es. Desde los que amenazaban satisfacción hasta los que destilaban pena teníamos una cosa en común que a veces creo que a los mayores se les olvida. Era un niño, y ¡no se mata a un niño!, sea como sea. No se le mata por ser incomodo a los demás, sean profes o compis, no se le mata por no saber qué hacer con él, no se le mata por, sin querer, ser una molestia para el sistema.

Hubo hasta quien pensó que se había suicidado, no sería el primer caso!, pero no, murió desangrado porque lo asesinaron, 20 cm de una afilada hoja de incomprensión en el cerebro. Y todo esto por ser «así». Él no eligió ser «así», una impresionante fuerza dentro de su cabeza le empujaba a querer más, saber más, ser más, hacer más. Desde pequeño ya intentaron modelar y modular esa energía que no apreciaba los límites mundanos, la clasificaron, la desclasificaron, la ensalzaron y la aplastaron por decreto o dictamen. Además los padres tuvieron la mala suerte de caer en manos de un feriante, buhonero, sacamuelas que ofrecía un elixir que aumentaría sus poderes al tiempo que evitaría la caída de su cabello. Por suerte, el sentido común de los padres frenó el intento de que consumiera el brebaje y acabara envenenado, como les pasó a otros. Por cierto, el farsante sigue corriendo por carreteras y villas gracias a su gran oratoria y a la indulgencia de ciertos estamentos.

¡Pobre Fabián!, me caía bien, aprendí muchas cosas con él y él conmigo. Aprendí a guardar secretos en un calcetín…ostras!, en un momento de confusión, cuando estaba llegando la ambulancia, metí la mano dentro de su calcetín izquierdo y saqué el papelito doblado en el que había escrita una inquietante pregunta, dadas las circunstancias: «¿Ya está?»

Han pasado los años y soy mayor. No os lo he dicho, yo soy como Fabián, pero aprendí a esquivar al asesino (que todavía sigue suelto), a diferencia de mi amigo, siempre oculté mi brillo para que no me reconociera como posible merecedor de su puñal, hasta que descubrí que eso estaba acabando conmigo de otra manera. Decidí entonces hacer lo contrario, moverme tan rápido que fuera imposible cazarme, de hecho, ese movimiento veloz, al tiempo entendí que era mi ritmo normal y que casi me había acostumbrado a funcionar lento para pasar desapercibido a ojos del acuchillacerebros.

Gracias Fabian!

La historia de Fabian intenta introducir al lector en un proceso de aprendizaje natural, tal como nos lo describe la neurociencia y la neuroeducación (ref) y que tan necesario es para nuestros alumnos, especialmente aquellos con Altas Capacidades (AC), ya que estos tienen un funcionamiento cerebral, y por tanto cognitivo, superior o diferente. (Lee et al., 2006.)( Sastre-Riba, S. 2008.) (Shaw et al,P. 2006). El proceso necesario para todos los alumnos e imprescindible para aquellos con AC es el siguiente. Primero generar estímulos que atraigan la atención y que despierten la curiosidad, para lo cual debemos introducir elementos novedosos, originales y sensorialmente atractivos.

Estos estímulos no se pueden quedar en la pura satisfacción sensorial, deben provocar una emoción, por lo tanto debemos ser cuidadosos en la selección de estímulos, es decir debemos tener en cuenta qué emociones queremos desencadenar para posteriormente desencadenar los procesos de aprendizaje, creatividad y memorización. «Solo se puede aprender aquello que se ama» (F. Mora, 2013).

Este proceso atención-emoción-cognición se puede vehiculizar desarrollando y utilizando recursos pedagógicos adecuados y científicamente evaluados, pero también se puede desencadenar con la profesionalidad, pasión por enseñar y cierta creatividad de los docentes y «una piedra y un palo». La historia de Fabian intenta provocaros y que os lleve a la reflexión, pensar vosotros mismos lo que os ha provocado , tanto emocionalmente como intelectualmente. Nos encanta aprender y enseñar, nos encantan los niños, las personas, nos encanta «jugar» con la inteligencia con emoción, y eso es lo que hacemos en nuestro programa Tesla. Queremos aportar nuestro granito de arena a que el aprender puede ser apasionado, satisfactorio, divertido y «exportable» a familias y escuelas. (http://www.mentorclinic.es/programa-tesla.html)

Dejamos una cuestión al aire. Si se está demostrando desde hace muchos años, desde la psicología y la pedagogía y, recientemente, desde la neurociencia, que éste es el camino natural del aprendizaje, ¿Por qué socialmente hay una resistencia a avanzar en este sentido?. ¿Por qué la mayoría de sistemas y políticas educativas se empeñan en ir al revés de lo que se sabe beneficioso para aprender y para disfrutar aprendiendo?

Bibliografía:

  • Lee, K.H., Choi, Y.Y., Gray, J.R., Cho, S.H., Chae, J.H., Lee, S., Kim, K. (2006). Neural correlates of superior intelligence: stronger recruitment of posterior parietal cortex. Neuroimage,15, 578-86.
  • Sastre-Riba, S. (2008). High ability children and their differential cognitive functioning. Revista Neurología.,46, 11-6.
  • Shaw, P., Greenstein, D., Lerch, J., Clasen, L., Lenroot, R., Gogtay, N., Evan, A., Rapoport, J. & Giedd, J. (2006). Intellectual ability and cortical development in children and adolescents. Nature, 30, 440.
  • Mora, F. (2013). Neuroeducación. Alianza Editorial.

Escrito por:

Flavio Castiglione Méndez

Eva López Ferrer

programatesla@gmail.com

http://www.mentorclinic.es/programa-tesla.html

Autor: Paulina Bánfalvi Kam. La Rebelión del Talento @aacclarebelion @PaulinaBk

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