La teoría y la práctica docente en muchas ocasiones diseña los agrupamientos del ABP u otras prácticas colaborativas buscando que todos los grupos muestren un nivel similar de competencia, permitiendo que todos tengan la oportunidad de obtener un resultado similar y en un errado concepto de la tutoría entre iguales. Así, construimos los grupos distribuyendo a los alumnos de alto y bajo rendimiento para que los primeros ayuden a los segundos a realizar la tarea.
Este modelo perjudica a los primeros que no encuentran reto suficiente a su potencial, y a los segundos, cuya participación se limita a ser un actor pasivo y receptor.
La permanencia en cualquier proyecto, siempre va a depender de nuestra capacidad para aportar valor a ese proyecto, para comprometernos con él. Valor o compromiso, es decir, IMPLICACIÓN es lo que la escuela debe promover desde el aprendizaje cooperativo.
Ined21
Autor: Paulina Bánfalvi
Participar y comprometerse no es lo mismo, ni generan el mismo impacto en el desarrollo del alumno

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